martes, 14 de agosto de 2007

Aprendiendo con los sentidos

El estar acostumbrados a una rutina, el diario vivir en este mundo que va a mil, ha dejado que nos olvidemos de nuestros sentidos, el uso que hacemos y el modo en que nuestra mente procesa la información que reproporcionamos sonn los factores que limitan nuestras percepciones sensoriales, con lo cual dejamos de sorprendernos de lo que tenemos a nuestro alrededor, ya que se vuelve algo muy cotidiano, es por eso, que incluyo estos ejercicios cuyo fin es volver a conectarnos con nuestros sentidos y por lo tanto con nuestro entorno, son ejercicios muy sencillos pero que tienen una capacidad asombrosa (tal vez al principio no sientas o lo hagas muy poco, tampoco esperes que la experiencia sea tan extraordinaria que tu mente y tu corazón se acelere a mil).
Escuchar
Alguna vez has identificado en que parte del cuerpo oyes un sonido determinado, reconociendo este sentido podrás oír a través de otros lugares que no son tus oídos, lo cual contradice nuestras ideas habituales pero abre un camino hacia nuevos reinos de comprensión del mundo en que vivimos, un ejercicio para lograrlo es que encuentres un lugar cerca de un árbol que te agrade, donde te sientas inspirado y puedas sentarte, abre tus oídos a todos los sonidos que escuchas (sin hacer esfuerzos) y poco a poco ve notando los sonidos leves, luego pega tu oreja al tronco y no te detengas a decir “si puedo oír algo”, observa como te afecta el sonido, que cualidades tiene, donde resuena en tu cuerpo, escucha todas las variaciones que trae consigo (analízalo)
Al principio puede que no escuches nada o con pocos detalles, pero a medida que repitas este ejercicio te sorprenderás de lo que ocurre. Anteriormente publiqué un post donde se puede aprender a escuchar el silencio, revisálo
Oler
Generalmente sólo percibimos los olores más penetrantes, como con los demás sentidos, podemos mejorar nuestras percepciones y por tanto nuestra capacidad de distinguir los olores más sutiles
En alguna madrugada que te encuentres despierta sin poder dormir, te recomiendo este ejercicio sal a un lugar abierto, puede ser tu jardín, el patio, o la calle, estira tus brazos y cierra tus ojos, sin prisas inhala lentamente y siente cada olor presente, te sorprenderá todo lo que puedes captar (es preferible a esta hora a menos que quieras llegar a sentir el humo del escape de los carros)
Vista
Los hábitos de percepción que gobiernan nuestra visión, por los que miramos a las cosas sin verlas realmente, también limitan nuestra capacidad de percibir de otro modo, si tienes la oportunidad de ir a un bosque o a un parque tranquilo lleno de árboles, te recomiendo el siguiente ejercicio:
  1. Siéntate en algún lugar tranquilo y observa el paisaje de manera general, sin detenerte en detalles y dejando que tu mirada se deslice por todo. Notarás que tu campo de visión tiene un radio de unos veinte metros, y que está contenida por una primera pantalla de árboles, concéntrate en los árboles que te impidan ver más lejos, y después busca los espacios entre las ramas y hojas a través de los cuales puedes mirar otros árboles que están más allá. A medida de que te adaptas, te das cuenta de que la primera fila de árboles ya no es una barrera, y de que eres conciente de un espacio mucho más amplio.
  2. Esto te llevará a la segunda barrera de árboles, como en la primera, no dejes que te detenga y sigue mirando más allá, entre las ramas, hacia los árboles más lejanos, pronto esa barrera se vuelve a disolver y una realidad mayor se abre a tu alrededor, no te apresures y no trates de seguir más adelante, porque te puedes perder, es más importante notar cómo vas viajando que ver hasta donde puedes llegar.
Otro ejercicio puede ser concentrar tu visión en lo más pequeño, de pie puedes observar un montón de hierbas, ve agachándote y acercándote más y empieza a ver los detalles, trocitos de madera, nuevos brotes de hierbas, insectos, y de esta manera ve acercándote más y más, cuando tu mente te diga ya lo he visto todo, planteate la pregunta que voy a descubrir a continuación

El gusto
Nuestra capacidad es a menudo bloqueada por el hábito de masticar y tragar lo que nos ponemos en la boca sin tomarnos el tiempo de saborearlos, para cambiar esto prueba saboreando lo que la naturaleza te da (lo prefiero más que comidas elaboradas o procesadas), como la savia, las flores, las frutas, las especies, las hierbas (CUIDADO: no experimentes si no estás seguro de que lo que saboreas es venenoso o no), cuando lo hagas checa si el sabor es duradero o se va con rapidez, las reacciones que producen en tu cuerpo (como placer, calma, excitación, etc).
El Tacto
No tocamos sólo con las manos, todo nuestro cuerpo puede experimentar el contacto y la sensación que brinda, nuestros pies están en permanente conexión la tierra, así que es muy sencillo, camina descalza en diferentes superficies, la tierra, en la arena y ve fijándote en la sensación que te va dejando y la energía que entra en ti.
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Fuente:
Bouchardon Patrice, Las energías curativas de los árboles
Apuntes